Decidimos ir a ver si encontrábamos al Dr. T. para preguntarle si afectaba en algo que no estén los resultados ¿Se atrasaría el inicio del tratamiento? Esa era nuestra gran duda.
Apenas le comentamos al Dr. T que no estaban los resultados hormonales, nos dijo: "Ah! pero no importa porque el resultado de los estudios solamente influye en la cantidad de quimios, si quieren, vengan mañana que seguramente hay lugar. Sino, lo hacemos la semana que viene. Como ustedes quieran"
"ehm... si.. claro.. mañana justo no puedo ehh tengo que eeehh.. mmm" pensé. En ese momento como que se me vino todo encima... quería empezar con la quimio cuanto antes... pero... me daba un poco de miedo.
Nos miramos con Fer y al unísono dijimos "Mejor la semana que viene".
Y así fue, pedimos un turno para iniciar el tratamiento el día 18 de junio.
Todo pasó tan rápido. Cuando le avisé a mi familia que ya empezaba el tratamiento, mi mamá y mi hermana ya estaban organizadas para venir a ayudarnos.
Toda esa semana estuve pensando en los efectos secundarios de la quimio y como iba a hacer para preparame. La verdad es que no me imaginaba sin pelo. Sabía que si me lo dejaba largo tal cual lo tenía probablemente iba a ser muy chocante quedarme con mechones en la mano apenas me peinaba. Por lo que decidí raparme. Todavía no sabía cuando, pero iba a hacerlo antes de que se me caiga.
Había llegado el día. Nos levantamos tempranito. Fer me ayudó a preparar el bolso, no quería olvidarme nada, llevaba un libro, el celu y los auriculares, los análisis de sangre y la orden de internación.
Estábamos listos justo cuando Tita y Eus nos pasaron a buscar. No sabía como sentirme, estaba ansiosa y un poco asustada.
Entré a la sala de Oncología, ahí me antedió una enfermera muy simpática que me preguntó "¿Es tu primera vez? Bueno, ponete cómoda que enseguida viene el Dr."
Cuando llegó el Dr. T, me explicó cómo iba a ser: "Como ya te había contado, ahora vamos a colocarte un suero y después la medicación. Después de esto, seguramente te vas a sentir cansada y sin apetito. Apenas llegues a tu casa, te vas a tomar unas gotitas de Reliverán cada 6 horas. Por hoy dieta líquida, mañana vas a poder incorporar fruta y galletitas de agua. Después ya podés empezar a comer sólidos, pero poquito. Ya al cuarto día comés normalmente. Si tomando Reliverán igualmente te dan muchas náuseas y/o vómitos, me llamás. Te dejo mi celular."
Estuve sentada en un sillón muy cómodo 2 horas y media mas o menos, leyendo y mirando tele.
Cuando terminó de pasar el suero, salí y me encontré con Fer y mis viejos. Estaban mas asustados que yo (jeje!).
Salimos del Sanatorio y fuimos al departamento de mi hermano. Ya era el mediodía y no tenía ningún síntoma de nada.
Apenas terminamos de almorzar (una rica sopa que Tita había preparado), empecé a sentirme cansada, molesta. Así que decidí que era hora de ir para nuestra casa.
Hacía mucho frío, apenas llegué lo único que quería hacer era acostarme y dormir. Y fue lo que hice.
Después... de eso... empezaron los síntomas. Muchas náuseas y vómitos. Tomaba el reliverán y no podía retenerlo. Así estuve toda la tarde, pensando que si vomitaba una vez más ya iba a sentirme mejor. Y así era, me sentía mejor. Pero después volvía a sentirme como si estuviera intoxicada.
Eran las 8 de la noche y Fer decidió llamar al Dr. T. debido a que parecía que cada vez estaba mas descompuesta.
"Venganse ya para el sanatorio y pregunten por el Dr. Federico, a él le di las indicaciones de lo que tiene que recetarle. Y quédense tranquilos que ya se va a sentir mejor."
El camino hasta el sanatorio y la espera en la sala de espera, fueron interminables (para mi y para todos). Nunca me había sentido tan cansada.
La solución a todo mi problema fue: 2 ampollas de reliverán y una de decadrón. Después de las inyecciones volvimos a casa.
Dormí y dormí. Al día siguiente estaba como nueva! Seguía estando muy cansada pero ya sin vómitos ni náuseas.
Y así fue. Fue duro pero no difícil. Y estaba contenta, ya había dado el primer paso en el tratamiento. Ya faltaba menos.
Y es así, después de cada sesión me siento feliz. Feliz porque se que hay una salida, porque hay muchos medios para vencer a esta enfermedad. Además de los tratamientos, uno de los medios que ayudan en todo esto son los afectos. Nunca me sentí tan acompañada ni tan querida. Creo que parte de la alegría y felicidad que siento después de cada sesión se las debo a todos aquellos que están pasando conmigo todo esto. Gracias!!!
Les dejo un par de links con cosas interesantes para leer.
Un abrazo y hasta la próxima!
Luciana